El grito de paz estuvo de inicio a fin con
Maná
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Quito.
Tres banderas unidas entre sí: una de México, una blanca con el símbolo
de la paz y la de Ecuador. De esta manera Maná rendía homenaje a la vida
y a los países que no están a favor de la guerra.
Con ese acto simbólico los músicos mexicanos trataban de cerrar su
concierto de dos horas y 25 minutos en Quito. Pero la gente, que
abarrotó el Coliseo Rumiñahui (16 000 asistentes, aproximadamente) no se
lo permitieron. |
El público no quería parar esa
fiesta, que empezó con crueles imágenes de un mundo en caos, acosado por
conflictos bélicos, abusos policiales, masacres de animales, proyectadas en
una pantalla gigante. Y del otro lado, militantes de la Revolución Cubana o
del Ejército Zapatista en Chiapas, madres o niños. Todos en busca de mejores
tiempos.
Esa fue la mejor manera de compartir lo que ellos quieren, una ´Revolución de
amor´, nombre de su gira y último CD.
Los cuatro músicos: Fher Olvera (voz), Álex Gonzales (batería), Juan Diego
Calleros (bajo) y Javier Vallín (guitarra), dejaron por sentado porque la
crítica los considera como unos de los mejores rockeros de América. Su
carisma, entrega al público y sinceridad al hablar cautivaron a la gente que
los sigue desde 1987. La banda se dio tiempo para todo: saltar, llorar,
reflexionar. Los saltos estuvieron de principio a fin con ´Oye mi amor´, ´Se
me olvidó otra vez´, ´Mariposa´, ´Te deseo´, ´Ahogado en un bar´, ´Me vale´...
La gente también recordó al genio de la guitarra, Santana, con ´Corazón
espinado´. El tiempo de la reflexión se vino con ´Cuando los ángeles lloran´.
La gente creó una suerte de rezo por la armonía en el mundo con aplausos que
parecían eternos. Paradójicamente, el ambiente cambió cuando miembros de la
Policía Nacional lanzaron bombas lacrimógenas desde la parte posterior del
coliseo.
El rechazo, de la gente y de los músicos, no se hizo esperar. "Y espero que la
Policía ya no se esté lanzando ese chingón y puto gas", dijo el vocalista
mientras terminaba de interpretar la canción.
Y el tema ´Ana´ sirvió para la conciencia y educación sexual. Como en todos
sus conciertos Maná promueve el uso del condón para evitar el sida.
La velada también tuvo su toque íntimo. ´Rayando el sol´ y ´Como quisiera´,
temas que hicieron famoso al grupo en el país. El cierre fue para ´El muelle
de San Blas´.
Al final, un abrazo entre los integrantes de la banda, cerró el trato que
llevan pactado desde hace quince años... unirse en el placer de hacer música.
Los problemas
Durante el concierto, por dos ocasiones efectivos de la Policía Nacional
lanzaron gases lacrimógenos. La Cruz Roja Ecuatoriana informó que al final del
espectáculo se registraron 101 asfixiados, dos fracturados y
dos heridos.
Los asistentes se quejaron del intenso tráfico que se vivió en las avs. 12 de
Octubre, Patria y 6 de Diciembre. A las 17:30, la fila para entrar se extendía
en medio de la antigua Oriental. No hubo control de la Policía de Tránsito.
Las entradas
Pese a que el valor establecido para las entradas de general fue de 15
dólares, horas antes del ´show´ se las podía conseguir en las afueras por más
de 50 dólares.
Irvit Levy, promotora del evento, afirmó que además en algunas puertas de
ingreso se registraron varios casos de entradas falsas.
Las puertas se abrieron a las 18:30 y la gente tuvo que soportar largas horas
de frío y una fuerte lluvia que empezó a las 19:00. |