LA HISTORIA DE MILKA Y LEONARDO SU HIJO

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- Carmen Rodríguez Abadie - Dra. María Eloísa Isasi  -Dra. Elida Susana Isasi-

07-06-94

Milka A., es una mujer de aspecto muy agradable, de abundante cabello entrecano. Es lo que se destaca al verla por primera vez. Su físico es menudo y armonioso.

Aún sin haber cambiado una palabra, se nota, mejor aún, se percibe que es una persona que ha vivido con fuerza sus padecimientos y sus felicidades.

¿Por qué felicidades?

Porque no hay una sola felicidad ni un único padecimiento. Ellos están como libros detenidos en estantes, aguardando el momento en que los tomemos o nos tomen.

Desconocemos todo de Milka A., las Dras. Isasi nada adelantaron a su respecto. No obstante experimentamos una súbita solidaridad con esta mujer.

Frente a frente, en una tarde muy fría, pregunta si voy a preguntarle.

Digo que no. Que es mejor que ella hable. Ignoro, ciertamente, que puedo preguntar.

Poco a poco Milka va transformando su historia en un film, ante mis ojos y oídos.

No sé si es el clima de la clínica o las características individuales de los pacientes que voy conociendo, pero lo cierto es que sin saber que existían, ni conocer nada de ellos, siento que hay una comunicación mágica entre ellos y yo, que permite que nos vinculemos más que amistosa, afectivamente. Y que pueda comprender lo sucedido en Milka, con Milka.

En todos esos años que han pasado por ella -dentro y fuera- dejándole canas, alguna arruga, pero nada de gesto amargo ni adentro y por lo que dice y aprecio, sabiduría y bondad, adentro, donde más importa la armonía, esa que suelen llamar belleza.

Dice: fui una más entre siete hermanos. Jugaba, corría, hice todo lo que hacen los niños que viven en lugares espaciosos. Mi madre no podía dedicarse a atender a uno en perjuicio de los demás. Yo era como los otros....

Cuando tenía seis años, se dieron cuenta de mi enfermedad: elefantiasis. Se me hinchaba la pierna derecha.

Con masajes con talco, desaparecía la inflamación. Pero al poco tiempo, fue muy notorio cuando me regalaron un par de zapatos: no me entraban.

Por fin vinimos a Montevideo, al Pereira Rossell, no me acuerdo muy bien los nombres de los médicos, tenía entre seis y siete años. Hubo dos intervenciones en la zona de la pierna. Decían que había un problema que resolver...

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Comprobamos sobradamente que Milka quiere abreviar la relación de sus padecimientos, que tal vea, incluso los minimiza.

Mas quién puede dudar lo que ella ha sufrido desde su niñez?

Tenía apenas seis años cuando se manifestó su enfermedad.

No se requiere sino haber sido niño para saber que a esa edad se siente y se sabe con la misma profundidad, con la misma angustia que a mayores años, todo lo que acontece dentro y fuera de nosotros.

Y aunque Milka corriera y jugara, aquella pierna era un desconocido perverso pegado a su cuerpo, un desconocido que la acompañaba incesantemente en sus desplazamientos y en sus horas de descanso.

Y cuando pasaba el tiempo, que caminaba menos trabajosamente que esa pierna, -sería la enemiga poderosa, constante y causante de mil quebrantos, enemiga a la que más que los recursos de la ciencia, pudo vencer el amor.

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Llegué a los ocho años. Me enyesaron (Bota de Unna) para reducir al monstruo que en mí crecía.

Me hicieron una biopsia sobre el muslo.

El Profesor Larghero viajó a Estados Unidos con algunos casos, entre ellos el mío. A su regreso, resolvió operarme para mejorar el drenaje de mi pierna.

Al poco tiempo reapareció la temida hinchazón. Luego decide una intervención, más amplia.

No dio resultado.

Milka agrega que sus operaciones alcanzaban a 60 y 80 puntadas. A todo esto, ya estaba en los 10 años de edad y no quería seguir probando.

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Pensamos: Con apenas 10 años Milka ya había vivido no una sino varias operaciones traumática, como para marcar una existencia con amargura y resentimiento.

Y es, y habrá sido todo lo contrario. De esta mujer se desprende una certidumbre casi palpable, de plenitud, de seguridad.

Milka sufrió mucho, arrastrando esa pierna, o dejándose llevar por ella. No lo se bien. Nadie me lo ha dicho, ni se lo preguntamos tampoco. Pienso en como le habrá ido en sus trabajos. Porque ella tuvo que estar siempre de pantalones, ocultando en lo posible la odiosa presencia de la pierna elefantiásica.

No todas las personas comprenden, ni todos aceptan de buenas a primeras esa no deseada compañía.

No sabemos, ni deseamos saber cómo es ella en la vida corriente. Alcanza con verla y oírla narrando su aventura con el LINFEDEMA, que en definitiva, es, lo que interesa para este relato. Que no finaliza con ella sino que ha de continuar en su hijo Leonardo.

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Relata Milka: Continuamos viviendo en San Carlos, hice los estudios primarios y secundarios. No me importaba la pierna. Andaba a caballo... Me atendía un médico brasilero. Me mandó tomar Ovarina y darme baños de asiento. Creo que la Ovarina me ayudó para solucionar otros problemas, pero no el de la pierna.

Entonces veo a esa pierna, siguiendo a la criatura como una sombra maligna, sin la cual, ella no podía caminar. Aunque por esa pierna, ya había sufrido por muchos más años de los que llevaba vividos.

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Así pasaba el tiempo -dice Milka-. En el años 1959, vinimos a radicarnos en Montevideo. Ingresé en el IAVA, pude terminar hasta Segundo Año de Medicina, pero tuve que abandonar... No fui de mucho leer.

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Se me ocurrió pensar que no leería, porque soñaba.

No se ha dicho una palabra de soñar. Todo hasta ahora ha sido una relación de operaciones, frustraciones.

Pese a ello, podría asegurar que Milka era-y-es soñadora por vocación. A su manera, que quizás llegue a conocer .

O es probable que de "eso" sólo pueda ver el brillo de su mirada y el entendido silencio de sus palabras, en algún momento del relato que compartimos.

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Continúa degranando sus recuerdos: En el IAVA había un profesor de Química al que odiaba intensamente. Mejor dicho nos odiábamos. No me gustaba porque era muy pedante. En ocasión de subir una escalera, me dijo: ¿Ud. quisiera ver a un médico? Será un viaje de arena gruesa pero...

El caso es que me ayudó muchísimo. El médico con quién me conectó era el Dr. Ruben Ardao. ¡Qué médico, qué médico! Decidió operarme. Me efectuó un Kondoleon, me resecó toda la piel y el subcutáneo de la pierna hasta la rodilla, luego me hizo injertos de piel en toda la pierna y así permanecí en reposo más de seis meses antes de poder caminar. Cuando pude hacerlo noté una mejoría increíble. La pierna ya no me pesaba.

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La observo mientras habla. El recuerdo de aquel tiempo padecido, la mejoría, la seguridad de que por fin esa pierna sería como otra cualquiera de cualquier persona, torna a iluminar su mirada.

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Continúa hablando: Hubo varias operaciones. Es no fue la única. Mejoría en todo sentido.

Y a los 15 años me enamoré. Para siempre. El era 11 años mayor. Estaba casado. Entonces, terminó todo.

Seguí viviendo, estudiando, trabajando cuando podía.

En vísperas de una operación muy importante, una amiga sugirió avisarle a él. No quise.

Fue pasando el tiempo.

Años..., con empleos, sin ellos. Bien, con desalientos.

Pienso: y con la pierna pegada a tu vida, sin dejarte un momento de tranquilidad.

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Sigue Milka su relación: en 1970, en el ómnibus de regreso a casa, me encontré con él. Me dijo que se estaba divorciando, que tenía dos hijos a cargo suyo. Bueno nos casamos en 1971.

Desde entonces, no ha habido nadie más amigo, más comprensivo y compañero que él, para mí (San Jorge venciendo al dragón).

Crié a sus hijos como míos. Pero quería tener uno propio. Lo pensamos mucho, porque ya no éramos jóvenes....

Y, el 12 de Setiembre de 1972 nació Leonardo.

Fue la felicidad más grande que he experimentado. Las palabras de Milka se entrecortan.

No la miro, ni habla.

Ese momento es de ella solamente. Es una triunfadora. Por sobre todas las calamidades, más allá de todas las asechanzas que el destino le puso, creció y hace 22 años que vive en estado de gracia de un hijo nacido de sus entrañas.

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Prosigue Milka: Leonardo era un niño hermoso, sano, alegre... A los 6 meses se le hinchó el piecito y la pantorrilla izquierda.

Vivimos entonces de médico en médico buscando una solución para Leonardo y olvidando mi propia pierna.

A los 8 meses se paró. Tenía toda su piernita hinchada.

Me contacté con un cirujano plástico.

El 11-09-73 fue la primera intervención. Le insertaron hilos de nylon en el subcutáneo para formar conductos y mejorar el drenaje de la pierna.

Cuando tenía 3 años, se hizo otro intento. Se insertaron más hilitos hasta el muslo. Se detuvo la hinchazón.

Así fue pasando el tiempo

Desearía saber algo más, pero no me atrevo a preguntar. ¿Cómo era Leonardo en todo lo demás? ¿Qué sentían sus padres y las hermanitas? A la vez, pienso en esa madre que vivía reiterada su pesadilla en el hijo tan deseado.

En ese niño alegre, hermoso, pero que había heredado la maligna forma que alterara su vida y alteraría la existencia de su hijo.

Esa madre que sufriría por su pasado y por el futuro de Leonardo

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Dice Milka: Leonardo va a la Escuela Pública durante tres años, cumple la actividad en forma bastante normal. Después resolvimos mandarlo a la Escuela Católica.

"Leonardo era un chico muy simpático, muy comprador".

Luego al Liceo. Quiero aclarar que hacía erisipelas con mucha frecuencia. Generalmente en la época de fin de año. Hizo primero y segundo, pero para tercero el Liceo Público no nos gustaba. Pensamos en el Liceo Militar, pero estaba el problema de la pierna... Nos dijeron que eso, para el liceo no tenía importancia. Que a su tiempo se trataría cuando la Escuela Militar. Tuvo una prueba de ingreso maravillosa. Y estudió. Pero, lamentablemente, todos los meses hacía erisipelas y perdió el año. Volvió al Liceo Público, a mitad de año salió y así terminó la etapa de estudios de Leonardo.

No quiso hacer más nada.

En esa época tenía la pierna impresionante.

Sigue Milka: En el Hospital Policial el Dr. Pera Erro plantea efectuar una linfoaspiración previa a una cirugía mayor, con una internación de meses. Se plantea efectuarle un Kondoleon, resecarle toda la piel y el subcutáneo de la pierna y luego hacer injertos de piel. Se hacen todos los estudios en el año 1992, sólo faltaba la coordinación para la cirugía.

Y, por fin, mientras se resuelve esperar un poco, se habla de las Dras. Isasi. Vamos en busca de ellas.

Recuerdo que en la primera entrevista (Set/18/92) la Dra. Eloísa, para documentar el caso, hizo una filmación donde aparecía mi muchacho con su pierna feroz e indicó una serie de exámenes bacteriológicos y micológicos antes de iniciar la terapia.

Desde el 27 de octubre al 29 de diciembre de 1992 lo atienden dos veces por semana.

Continúa Milka: Desde la primera sesión de Terapia Gravitacional -fue algo increíble. Como se redujo la hinchazón de la pierna.

Yo hubiera salido corriendo por toda la Avenida Rivera gritando lo que había pasado... pero la Dra. Eloísa dijo "calma, calma Milka, nosotras compartimos la felicidad que los envuelve, sólo exigimos disciplina y cumplimiento del tratamiento".

Desde entonces, empezó a trabajar, manteniendo el trabajo.

La Dra. Eloísa le mandó un régimen alimenticio estricto. Esa fue otra etapa en su vida.

La Dra. Le enseñó a moldearse el mismo la pierna con vendas elásticas. Tenía que corregirse a cada rato hasta que aprendió. Luego le mandó media elástica y que alternara con vendas.

Continúa controlándose con las Dras., pero como está tan bien, concurre al consultorio cada 6 meses.

Desde Diciembre de 1992 la vida de Leonardo tuvo un giro de 180 grados. Desde entonces Leonardo tuvo varias novias. Ahora, hace un tiempo , tiene relaciones con una chica de 18 años. Nosotros le decimos que tengan mucho cuidado, que piensen mucho, pero ella dice que no le importa.

Continúa diciendo Milka: pero aquí no termina la historia, una vez solucionado y estabilizado el problema de Leonardo, la Dra. Eloísa me dijo, bueno Milka ahora llegó su turno.

Me reinterrogó acerca de mi enfermedad y limitaciones en el quehacer diario. Tenía gran dificultad para movilizarme, ya no podía agacharme para sacar yuyos y atender mi jardín, tenía gran dificultad para hacerme la higiene de mis piernas y pies, mi pierna derecha permanentemente exudaba líquido y mojaba las gasas que envolvían mi pierna. La Dra. me filmó desde distintos ángulos e indicó que me sacara varias fotografías con un fotógrafo profesional "Salo" de su confianza.

No se imagina Ud. la impresión y el horror que causó ver tales fotografías, al retirarlas. Hacía años que por mi limitación y por mi dedicación al problema de Leonardo y sobre todo por no querer espejos, salvo el del botiquín del baño, ignoraba la monstruosidad y fiereza de mi pierna.

Inicié la Terapia Gravitacional en Junio de 1993, con dos sesiones por semana durante dos meses, luego una sesión cada 15 días durante dos meses y desde entonces una sesión mensual.

Desde mi rehabilitación en la Clínica de la Calle Rivera llevo perdidos 26 kgrms., 26 kgrms de piernas, hago todas las tareas de la casa y jardinería sin limitación, camino y subo escaleras sin mayor dificultad y sin fatiga. Vivo y comparto con Leonardo la alegría de vivir y de realizarse, soy optimista en el futuro y doy gracias a Dios y al Dr. Pera Erro por conectarnos con las Dras. Isasi, beneficiarnos de su terapia gravitacional y consejos médicos que han enriquecido nuestras mentes y cuerpos venciendo los sentimientos de culpa y los resentimientos.

LINFEDEMA

Dra. Susana Isasi

El término LINFEDEMA se aplica al edema de origen linfático, rico en proteínas y consecutivo a la linfostasis.

Los linfedemas pueden ser Primarios o Secundarios.

Los Primarios son los congénitos y aparecen poco después del nacimiento, otros se desarrollan en forma tardía en la pubertad, por ciertos cambios hormonales.

Los Secundarios aparecen tras episodios infecciosos (erisipelas), post-quirúrgicos (ej.: operadas de mama), por parasitosis (elefantiasis filaríasica) en países tropicales, etc.

El edema linfático tiene características particulares, es el edema que no deja fóvea y que no cede mayormente con el reposo en cama, ni se acompaña habitualmente de trastornos tróficos.

La localización más frecuente es en las extremidades inferiores.

El linfedema de miembros superiores es fundamentalmente secundario a cirugía y radioterapia por cáncer de mama.

Existen diversas técnicas diagnósticas que permiten diferenciar el linfedema de otros edemas, como ser la linfografía radioisotópica o de contraste, el estudio Doppler venoso, etc.

Según datos de la OMS, hay más de 250 millones de seres humanos que padecen elefantiasis.

 


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