Maná estrenó el Grammy en Uruguay


Sabadó, 1º de Marzo de 2003

Ante casi diez mil personas, la banda mexicana ofreció un recital en el Centro de Espectáculos Géant que conformó a todos sus seguidores

Maná en Uruguay - Foto el Pais

Leonel García, de la redacción de El País Digital

Un día después que la Academia de las Artes y Ciencias Discográficas le otorgara el Grammy a Mejor Disco Latino de Rock, por su "Revolución de amor" (ver nota relacionada), Maná realizó el lunes 24 de febrero la escala uruguaya de su gira sudamericana en el Centro de Espectáculos Géant.

Pese a lo elevado del precio de las entradas - la más barata ascendía a 200 pesos y la más cara, mil - , a que la jornada no era la más estable climáticamente hablando, y a la situación económica imperante, casi diez mil personas se dieron cita en Ciudad de la Costa en el retorno, tras tres años de ausencia, de la banda mexicana al país. Y la misma respondió con un espectáculo de poco más de dos horas de duración, cargado de éxitos y con un excelente nivel de luces y sonido.

No solo tenían como valioso antecedente el Grammy, al que le restaron importancia en declaraciones recientes, sino el haber conseguido domar al exigente público del Festival de Viña del Mar (ver "Maná domesticó al ´monstruo´"), en su primera jornada, el miércoles 19, y llevarse la "Antorcha de Plata". Galardón destinado a quienes conforman las exigencias de una audiencia famosa por amargarle la noche a más de un artista.

El público, en su gran mayoría de clase media y bastante alejado de lo que se ve comúnmente en espectáculos de rock local, era un buen muestrario de los diferentes seguidores que tiene la banda en Uruguay: familias enteras (padres e hijos pequeños, que conocen por igual la mayoría de las canciones), parejas y barras de chicas jóvenes, y algún que otro - no muchos - "malucos" (relativo al nombre en que la Vela Puerca llamaba a sus seguidores). El ambiente fue muy tranquilo tanto adentro como afuera del recinto, y - al menos para quien esto escribe - no dejó de llamar la atención presenciar un recital de rock sin pogo, corridas, mangueos ni gente que intenta subirse al escenario, al menos hasta que el cantante Fher Olvera invitó a una emocionadísima chica a bailar un "lento" durante "Rayando el Sol".

El sector rockero más ortodoxo mira de reojo, o directamente con desprecio a Maná. Sus principales detractores sostienen que son un grupo de "hits". Fantástico, pero en vez de uno o dos, tienen más de veinte y se pueden dar el lujo de presentar un recital dejando afuera temas como "Buscándola", "Hundido en un rincón", "Selva negra", "Dejame entrar", "Falta amor" y que nadie sienta su ausencia. Otra crítica apunta a que sus temas versan en su inmensa mayoría sobre el amor (o la pérdida de), y que no tienen mayor pretensiones en las letras. Evitando las comparaciones, lo mismo se puede decir de los Beatles de la primera época (y lo que es peor, a los Rolling Stones de la última) o, sin necesidad de aludir monstruos sagrados, a las bandas que formaron la camada metalera de los ´80 en Estados Unidos, y que hoy son consideradas "leyendas" del género (caso concreto, Bon Jovi). Además, Bob Dylan hay uno solo.

Cuando se lo propone, Maná tiene un sonido mucho más rockero que el de muchas bandas que se precian de serlo. Cualquiera de los músicos están excelentemente equipados, y las ejecuciones en vivo no le van en zaga a las registradas en estudio.

La noche del lunes, a las diez y tres minutos de la noche se apagaron las luces, y por dos grandes pantallas ubicadas al costado del amplio escenario se proyectaron imágenes de guerra y violencia. Enseguida, y con el aullido del público tapando la música de fondo, Maná empezó el show con "Justicia, tierra y libertad", de su último y laureado disco, "Revolución de amor". Mientras los cuatro integrantes del grupo - Fher Olvera en voz, guitarra y armónica, Alex González en batería y voz, Sergio Vallín en guitarra y coros, y Juan Calleros en bajo - y sus dos músicos de apoyo - Fher Vallín en guitarras y coros, y Juan Carlos Toribio en teclados, sintetizador y coros - mostraban su oficio, detrás de ellos se proyectaban imágenes de personajes a los cuales ellos han confesado su admiración: el Che, el subcomandante Marcos, Rigoberta Menchú, Bob Marley, Marhin Luther King, Jesús, John Lennon, y por supuesto, Emiliano Zapata y Pancho Villa. Más allá de que su música está muy lejos de incitar a la revolución.

Como lo dejaron claro ayer - y en toda oportunidad que se le presenta -, Maná está interesado en causas comunes a la mayoría de la gente, como la paz en Irak, la utilización de preservativos, la denuncia a la violencia doméstica y la ecología. Debido a que esas consignas son compartidas (al menos, se quiere creer) por casi toda la humanidad, no tuvieron necesidad de utilizar frases altisonantes ni panfletarias. Probablemente, el público no esperaba eso.

Lo que el público esperaba era escuchar los temas que quería oír, y la banda estaba dispuesta a dárselos. Se sucedieron éxitos reconocidos como "Oye mi amor", "Hechicera", "Ana", "Cuando los ángeles lloran", "Se me olvidó otra vez" y dos temas nuevos - que fueron cantados por los presentes como si se tratara de "clásicos" de Maná - "Eres mi religión" y "Mariposa traicionera".

Un breve repaso al cancionero popular mexicano estuvo integrado por una breve versión de "El Rey" y "Te solté la rienda" (incluída en su exitoso "MTV Unplugged" de 1999), le dejó paso a "Me vale", con Alex en la primera voz. El baterista se "roba" el show con su histrionismo y su impresionante estilo. En el siguiente número, el guitarrista Sergio Vallín provoca que no se extrañe al mítico Carlos Santana en "Corazón espinado". "Fe", otro tema nuevo, muestra a Fher y Alex compartiendo la parte vocal.

Luego llegó el turno de los solos. Espectacular el de Alex en la batería (ver "Un pulpo llamado Alex González") y sobrio el de Sergio en la guitarra, con aires flamencos. De improviso, la destreza del violero se mezcla con la introducción al que sin duda es, el tema que hizo conocido a Maná en Uruguay: "Vivir sin aire", cantado por Fher y casi diez mil personas. "Rayando el sol", con "lento" de regalo para una asistente (ver "Sobra amor"), cerró la primera parte del espectáculo.

En solo quince canciones, ya había pasado casi una hora y tres cuartos. Pero aún faltaban los bises. Una potente versión de "Angel de amor", con videoclip incluido, inició la recta final del recital. Fher Olvera improvisó un saludo a Uruguay como introducción a "Clavado en un bar". Nueva salida, pero, ante la insistencia del público, regalaron como epílogo "En el muelle de San Blas", cuando ya el martes 25 vivía sus primeros minutos.

Uruguay siempre fue un lugar donde Maná jugó de local y la noche del lunes lo confirmó. Sus discos "Cuando los ángeles lloran" (1995) y "Sueños líquidos" (1997) han vendido decenas de miles de unidades, y el público demostro un gran conocimiento de los temas nuevos. Si bien venían, supuestamente, a presentar "Revolución de amor", solo tocaron cinco cortes de esa placa.

¿Un recital previsible? Sí, probablemente. Pero Maná no tiene intenciones de transformarse en una banda de culto. Su público, sus fans, fueron al Centro de Espectáculos del supermercado Géant a escuchar éxitos de toda su carrera, los viejos y los nuevos. Y los mexicanos cumplieron con su trabajo a la perfección colmando las expectativas. Los asistentes, más que agradecidos.

De cualquier manera, si se quiere escuchar experimentación o crear una atmósfera "de culto", siempre es recomendable tener a mano algo de Weather Report.

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